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jueves, 15 de diciembre de 2011

Escapatoria

Yo la abrazaré bien fuerte y me la llevaré conmigo. Cuando todos se vayan, será el momento. Ahora, las enfermeras me besan y abrazan con ojos llorosos. Mi marido, sentado en un sillón y con las manos en la cabeza, está ausente. Los trámites, para mí, como siempre.
Por fin, la última enfermera se va a buscar al médico. Corro a la cuna, envuelvo a mi hijita en una manta y me asomo al pasillo. Nadie nos ve y salgo deprisa del hospital por la escalera de servicio. Tesoro mío nadie te meterá en una horrible cajita blanca.

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